Cuando leés el título, puede que creas que se me cayó la cabeza sobre el teclado y se escribieron letras al azar. Pero no es así.
Cuando digo Ajapa Japa me refiero a una técnica de meditación (que yo, como soy muy hereje, la uso también como técnica de relajación porque he notado que es de mucha ayuda para personas a las que les cuesta apagar la mente rumiante, pero no le cuenten esto a las autoridades de las altas esferas del Yoga, muejejejeje).
Y cuando digo So Ham me refiero a un mantra que, según dicen, replica el sonido sutil de la respiración y cuyo significado literal es «yo soy esto» (intentando describir la identidad del ser individual con el Ser Universal, del individuo con el Todo, etcétera).
Bueno, ahora un poco de información de esa que deja muy tranquila a la mente:
Oscar Pujol y Laia Villegas en su Diccionario del Yoga nos dicen que «Japa» es una palabra sánscrita que proviene de la raíz «jap» (murmurar o repetir). Entonces «Japa» se traduce como repetición de mantras o recitación.
Hasta acá vamos bien.
Luego tenemos «Ajapa». Le sobra una «A». Esa «A» es un prefijo de negación en sánscrito, por lo que si «japa» significa repetición, «ajapa» significaría «no repetición».
¿Me seguís?
Perfecto, «Ajapa Japa» sería la repetición sin repetición, o la repetición espontánea de un mantra.
En lo concreto, ¿cómo es esto? Pues hablamos de repetir un mantra mentalmente (no hay repetición verbal -ajapa-, pero hay repetición mental -japa-) o bien de una repetición que se produce de forma espontánea (no hay intención de repetir el mantra -ajapa-, pero el mantra se manifiesta repetidamente en la conciencia -japa-).
Cuando practicamos «Ajapa Japa», comenzamos repitiendo mentalmente un mantra (usualmente se utiliza So Ham, aunque hay otras variantes) y buscamos que poco a poco esa repetición se vaya volviendo espontánea. Como si, en lugar de estar «repitiendo» el mantra, estuviéramos «escuchando» el mantra que se repite espontáneamente en nuestra conciencia.
Decime si esto no tiene una magia deliciosa y fenomenal.
Bueno, más mágico es practicarlo porque pasan cosas. Aún sin experiencia, aún con poca práctica, pasan cosas.
La más común es quedarse dormidx. Esa no está taaan buena pero a veces hace falta. Sobre todo, como decía al principio, cuando tenés una mente que no para NUNCA y un buen día la ponés a hacer Ajapa Japa y PARA. Y encima se duerme. Bueno, es una fiesta.
Pero lo cierto es que si trascendés el sueño empiezan a aparecer otras dimensiones de la práctica, más profundas, más sutiles, más tendientes al verdadero objetivo del Yoga que ya sabemos que no es dormir, sino des-per-tar.
¿Qué más te puedo decir?
Hagamos Ajapa Japa y despertemos de una vez.
por Gabriela Mangone